martes, 16 de noviembre de 2010

II Primer Amor (algunos poemas)


II

Primer  Amor

Primer amor
Ser, estar,
existir en mis entrañas.
Divagar por los espacios de tu mente.
Correr por los campos de tu cuerpo,
tan mío y siempre inalcanzable,
tan fuerte y efervescente.

Que Septiembre pase por mi cara
y derrame sobre mi su primavera.
Que tus manos me recorran
hasta convertirse en mis manos.

Que no quede una gota tuya que no sea mía,
ni una pequeña partícula de mi
que no te pertenezca.

Recomenzar
Hoy se que todo es igual,
que esta noche es una noche
como todas las noches
en que los ruidos lejanos golpean mi ventana.

Se que el viento silba en el comedor y canta.
Se que existo, se que pienso,
se que soy la misma
que amabas y que amas.

Pero no soy la misma.
Por el murmullo del reloj
se que el tiempo pasa apresuradamente.
Si, nada es igual en esta noche
igual a todas las noches.

Me siento en la cama y pienso.
Me invade un torbellino de recuerdos,
siento tus manos en mi piel
y tus labios pegados a mi lengua,
tus palabras vanas, tu risa desafiante…

Pero no se por qué escribo todo esto
en esta noche en que estoy sola,
en esta noche tan igual y tan distinta.
Porque ahora, aquí
el helecho que plantamos no sigue viviendo,
el canario que era tuyo no canta como antes,
tus apuntes desordenados desaparecieron.

Nada es como antes…
Como antes, cuando éramos dos,
cuando aún formaba parte tuya y vos de mí,
cuando tenía tu tibieza y tu candor.
Antes, antes…

Y no se por qué escribo todo esto
en esta noche igual a todas las noches,
en esta noche tan igual y tan distinta
porque solo se que ya no te amo.

Acercamiento
Quiero que sepas tantas cosas.
Todo lo que veo,
 lo que toco,
 lo que siento.
Los amarillos árboles de otoño,
los cotidianos ruidos de la casa,
la suave brisa que de mañana bebo,
los momentos de reposo, las caricias.
Todo me lleva a vos como si ahora,
mi ser buscara tu cálido regazo,
tus adivinas palabras, tu mirada,
para volar extraviada entre tus notas.
Quiero que sepas
que si estás,
recalaré mi barco en tu orilla,
construiré un espacio para vos en mi existencia,
tocaré con mis manos tu presencia,
seré sentir y no razón,
seré luz y no penumbra,
seré diosa y no mortal.
Pero si no estás...
me iré despacio
y no sabrás quién fui,
quién te escribió,
quién te olvidó...

Mandato
Dime, cuéntame.
Escúchame, óyeme.
Respírame, huéleme.
Aspírame, asfíxiame.
Tócame, acaríciame.
Piénsame, tradúceme.
Dibújame, escríbeme.
Cántame,
espérame,
recórreme,
conclúyeme.
Pero no seas, por Dios,
indiferente.

La huída
A través de geografías disímiles,
recorro miles de kilómetros.
Sortea mi mano al tanteo,
arrugados mapas imaginarios
que mi mente dibuja hasta vos.
Fuimos un soplo de luz,
microcosmos construido por ambos,
en el cual no pudiste encontrarme.
Se feliz, americano soñador,
libertarias batallas te esperan.
En este sur hermoso,
quedaré asombrada
por valles verdeados,
colinas rosadas,
pobreza cruel
que me pertenece.

Silencio de amor
Palabras de amor
escribió extasiado.
¡Ninguna era mía!
Soy su duende,
su musa inspiradora
su llama encendida…
Pero jamás palabras de amor,
le escuché decir.
Al agua caen,
palabras de amor.
Son aquellas
que siempre esperan…
por mí.

Orfandad
Huérfana de vos,
cuestionada.
Te llevaste mi secreto,
mi pudor,
mi madrugada.
Rescindiste tu contrato,
me quitaste tu mirada,
no me queda nada.

Poema en flor
Tu poema se abrió
como una flor
dentro de mi alma.
Tibio, mío,
quedó prendido
de una lágrima.

Rescate
Anoche vine a buscarte
para que me rescates,
sutil mago que adivinas
mi profundo pesar.
Me llegas de mil modos
diferentes,
tus caricias me traen
de vuelta hasta mí.
Somos el amanecer
que se resignifica:
el olor a hogar,
la  sonrisa vital.
Al mediodía te busco
solo para verte.
Eres descubrimiento
y dentro de mi…
poema.

Prisionera
No queda nada
de nuestro amor.
Solo el hilo del discurso
hecho hilachas
sobre la cama,
campo devastado.
Y mi ojo clavado
en tu rastro,
epílogo fatal en retirada.
Estoy sola,
soy como el punto final,
la última huella,
lo que quedó
después de la batalla.
Prisionera,
te pertenezco,
hasta el tratado de paz
o la amnistía.

Enigmas
Te fuiste aún antes de haber llegado.
Quizás porque no eras el hombre del poema
ni yo la mujer de la foto.
Los enigmas me acechan.
Voy como una ciega
desandando los caminos
que me retornan, ingenua,
al bar de San Telmo aquella noche.

Una noche de rosas y claveles.
  Ante Centauro y Paloma, extasiados.
Suave y sutil
entre las venas abiertas,
 los silencios rasgados,
las nieblas tempranas.

Te fuiste,
príncipe del sombrero ladeado,
ser abrumador
por su carisma y sus manos
dejándome tan solo entre  los labios,
un adiós gracioso y una sonrisa vieja.
Te fuiste
 y hoy…
no estoy de novia.

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